viernes, 4 de junio de 2021

Un día cualquiera.

 Que soy una gruñona y me molestan cosas que otras personas ni saben que pueden molestar, lo sé yo y casi todos los que me rodean. Ayer mientras tenía unas palabras con el dueño de una gran furgoneta de reparto que se ha enamorado de la fachada de mi casa y la aparca en ella aunque tenga que hacer un millón de maniobras, me di cuenta que la mayoría de las cosas que antes me ponían de los nervios y me quitaban el sueño son autenticas tonterías, gilipolleces diría mi padre, pero cuando la vida te resulta fácil y no tienes problemas, pues te los buscas y que te dejen aparcada una furgoneta más grande que algunos pisos de Madrid en la puerta de casa, me hacía que la sangre me hirviera y me dieran ganas de convertirme en uno de esos que salen quemando contenedores y rompiendo lunas de bancos.

Pero lo bueno de esta vida es que cuando piensas que la tuya es una mierda, con todas las letras, ella viene, te da dos buenos guantazos y te recuerda que puede ser mil veces peor.

Después de unos de los meses más triste de mi existencia y unos días, de ralladura mental esperando unos resultados, que el señor aparque su medio casa en mi ventana ME DA IGUAL. Que disfrute de su falta de empatía no solo conmigo sino con todos los vecinos, no creo que vayamos a felicitarle las fiestas o a su velatorio si llega el caso. 

La vida es una montaña rusa que cuando te lleva a lo más alto te enseña una caída sin frenos que te pone el estomago en la garganta y te recuerda que no siempre se está arriba. 

La vida es un día y otro y otro y otro y los que dediques a llorar, autocompadecerte y pensar en negativos son días perdidos.

Y por eso este año mis deseos de buenos propósitos se adelantan casi siete meses y como un 1 de enero planteo ser más positiva, menos guerrillera urbana y pensar en lo que tengo entre manos en estos momentos y no en lo que tenía o algún día puedo tener, porque lo que se fue no va a volver y el futuro ya se verá.

A ver si lo consigo, porque esta mañana al salir para ir al trabajo he visto que la furgoneta no estaba y he llamado a mi costillo para darle ordenes concretas de donde tenía que dejar el coche cuando volviera a casa para quitarle el sitio al vecino. 

1 comentario:

  1. Hola por aquí, hace mucho que no me pasaba por estos lugares y es agradable ver actividad por aquí, se que el mundo ha estado un tanto sacudido últimamente y entiendo el por qué de tu post, pero de verdad que a veces desperdicamos nuestro tiempo fastidiándonos por cosas que no valen la pena, aunque bueno tambien somos humanos y tampoco es que no tengamos emociones, ojalá que la empatía fuera algo que predominara en todas las personas, sin duda eso haría las cosas muy distintas.

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