martes, 26 de mayo de 2020

Vigilando el patio

Soy maestra, los que llevan años leyendo mi blog ya lo saben, en estos meses de confinamiento, de fases, 0, 1, 2... no he podido trabajar en mi colegio y estoy tele-trabajando.

Estoy igual que la mayoría de los maestros estresada, desquiciada, a todas horas conectada,  he llegado a recibir en un día 100 mensajes, por todas las maneras posibles, messenger, rayuela, gmail, whatsApp, creo que solo me faltan los dos yogures con la cuerda y las señales de humo. Tiempo al tiempo.

El caso es que mi trabajo se ha trasformado en un enviar tareas, recibir tareas, hacer vídeo ( algo chapuceros ) para que lo entiendan mejor y audios, que no todos salen bien, uno de los que hice se pasó de tiempo y al escucharlo parecía que me había bebido todo el alcohol que había en casa, dejando caer las palaaaabras cuando hablaba, en realidad es que se escuchaba más despacio, por desgracia para mi, lo escuché después de enviarlo y ya no se podía borrar.

A mi lo que me gusta es ir al cole, es agotador, pero a la vez gratificante, necesito verlos, oírlos, ese ruido de fondo que no molesta a ninguna maestra, ese olor tan especial que tienen las clases, mezcla de críos, tizas, plastilina, borradores y mil cosas más.

Tengo mono de cole lo reconozco, de abrazos y besos, de sentarme en mi mesa llena de cuadernos y ver como van aprendiendo día a día.

Tengo mono de ver sus juegos y como se relacionan, como algo tan simple como un hueco en el suelo se transforma en una cascada y les hace vivir una fantasía durante días en el patio.

Tanto mono tengo que esta mañana en el rato entre el envío de tareas y los primeros mensajes con ellas hechas he ido a la compra.

Mientras descuartizaban al pollo que me iba a llevar he visto como un hombre hablaba con una de las dependientas en un tono un pelín insolente, no llevaba guantes ni mascarilla y movía las manos de un lado a otro sin respetar las distancias de seguridad.

Se lo he comentado a la carnicera y me ha dicho que todos los días hacía lo mismo, que no había manera, otros días, las he visto llamar la atención a los clientes que no cumplían con las normas y no permitir que entrasen sin las medidas de seguridad establecidas, pero este no era un cliente, tenía pinta de jefe, por el tono que estaba utilizando, ( su jefe, no el mio ) entonces la he dicho a la carnicera:

- Hace mucho que no vigilo el patio y ese se está saltando las normas. 

Me he acercado hasta donde se encontraba y le he dicho.

- Hola, buenos días, no lleva mascarilla ni guantes.

- Ya, me ha dicho, mirándome extrañado.

- Pues póngasela, le he dicho.

- No estoy tocando nada, me ha dicho nerviosos, mientras sin darse cuenta tocaba un objeto del mostrador.

- Sí, le he dicho yo, ve, lo está tocando.

- No, no si no toco nada, ha vuelto a decir, mientras tocaba otra vez el objeto.

- Ve, lo ha vuelto a hacer, toca las cosas, no lleva guantes ni mascarilla, póngaselo. Según la normativa vigente es obligatorio su uso y se lo tiene que poner.

El hombre cada vez más nervioso me miraba y yo seguía allí quieta. Como cuando vigilo en el recreo y riño a alguno que se hace el remolón y no quiere hacerme caso.

- Póngase los guantes y la mascarilla como todos o jamás saldremos de esta pandemia.

Ante mi insistencia y viendo que yo no me movía ha dicho que se la iba a poner y unos segundos después cuando yo he vuelto a mi lado del mostrador a recoger a mi pollo descuartizado el hombre se ha marchado de la tienda.

Creo que todos nos hemos transformado en vigilantes de patio y igual que cuando no se podía salir llamábamos la atención a los que se saltaban la cuarentena ahora no podemos permitir que vayan sin mascarillas y guantes en los recintos donde se ha dejado claro que es obligatorio.



Niños lindos niño y niña con mascarilla | Vector Premium

miércoles, 20 de mayo de 2020

Soltando lastre.

Esta mañana iba en el coche a encargar una lápida, no hemos podido hacerlo hasta ahora, estaba todo cerrado y no se podía viajar, mientras escuchaba música y conducía pensaba en como me ha cambiado la vida, como mis preocupaciones ahora son otras, es muy seguro que yo no sea la única que haya cambiado el chip, que me haya planteado la vida de otra forma, pero es lo que tiene la vida que nos ha tocado vivir.
Niña Despeinada Vectores, Ilustraciones Y Gráficos - 123RF

Mientras iba pensando en lo triste de mi viaje por el encargo y porque iba a ver a mi familia y aún me da miedo tocarlos, por si enferman por mi culpa, pensaba en que ya no me preocupa tanto la ropa, lo que me voy a poner y lo que no, en realidad llevo tres meses en chandal y dudo que me abrochen los vaqueros el día que me los quiera poner. Pero me da igual.

Pienso en que tengo el pelo de casi cuatro colores, marrón, gris, rojo y otro tono de rojo que en la caja aseguraban que no era permanente pero no se quiere ir y que ha crecido alocadamente en este tiempo y no me preocupa.

Pienso en que he engordado casi 4 kilos y no pasa nada.  Y que desde que he vuelto a pasear en vez de 3 me hago 9 km y no me hago la remolona.

Pienso que aún puedo ver a mis padres, aunque no los abrace, en que mis hijos están en casa, sanos y felices, quizás demasiado felices en una burbuja, mega protegidos por mi parte, que les grito cada vez que salen ¡ La mascarilla ! ¡ Los guantes ! ¡ El gel para las manos ! Pero yo soy así, necesito saber que están bien, aunque no esté en mis manos evitarles todos los males.

Esta mañana mientras conducía, me acordaba de la visita que le hice el otro día a una amiga y las lágrimas de vernos desde el otro lado de la acera sin poder darla un abrazo.

Pensaba en la frase que se me ha marcado a fuego en la cabeza y cuanta razón tenía quien me la decía " esto que estamos viviendo va a hacer que salga la verdadera cara de las personas " y creo que es verdad, que cada uno está actuando como realmente es.

El que se preocupa y te llama casi todos los días, aunque solo sea para decir hola.

El que está muerto de miedo y necesita un abrazo aunque sea de lejos.

Los que no han dado señales de vida y luego vendrán como si nada.

Y es entonces cuando me doy cuenta que tendré que ir soltando lastre, que hay personas que después veremos de otra manera, con las que merecerá la pena sentarme en una terraza y abrazar y con las que no tendré nada que hablar.

Porque todo lo que nos pasa nos va formando y desde luego estos meses del 2020 serán inolvidales para todos nosotros.

viernes, 15 de mayo de 2020

Fase 1


Estamos en fase 1 , somos la única localidad de la zona que tiene horarios por sobrepasar los cinco mil habitantes. Los momentos en los que puedo salir a pasear los disfruto como si fuese la primera vez que veo las montañas, las nubes, el campo...

La naturaleza se ha recuperado más en estas nueve semanas que en años y años.

Los seres humanos no nos hemos extinguido ya porque somos muchos, pero nuestra tendencia es la autodestrucción, en cuanto salgamos del lío en el que nos encontramos y podamos volver a ir a cualquier parte comenzarán los incendios, la basura por todas partes y la naturaleza será la que vuelva a estar enferma. Una pena.

Como no puedo salir de mi localidad para dar el paseo he empezado una ruta de calles, plazas y barrios a los que no iba hacía años. Este era uno de esos sitios, curiosamente está a menos de 10 min de mi casa.

Mientras paseaba me he parado a pensar en la suerte de vivir en un pueblo, además de disfrutar del silencio, de la naturaleza, en esta pandemia la tasa de infectados y de mortalidad ha sido infinitamente inferior a la de las ciudades.

Eso no evita que tengamos que seguir todas las medidas de seguridad y normas que se han dictado para protegernos, aunque es un inconveniente también, ya que en cuanto la circulación de las personas sea libre por todas las comunidades nos vamos a llenar de gente que lleva el confinamiento entre cuatro paredes de un piso, viendo la casa del vecino casi sin cumplir los dos metros de distancia saludable entre ellos.

A ver si todas estas semanas de encierro nos han dejado algo de tiempo para poder pensar en las cosas que podemos hacer o en las que no debemos hacer para mantener la naturaleza que nos rodea un poquito más sana y seguir disfrutando de vistas como esta.
Si subís el volumen se escucha a los pájaros.


sábado, 2 de mayo de 2020

Preparativos


Ilustración de Hombre Militar Con Fusil Pistola Personaje De ...

7,30 AM, suena el despertador y le doy un manotazo, después de un par de minutos me acuerdo que es el primer día que podemos salir a dar un paseo sin disimular con que vamos a comprar el pan. Me levanto con la misma ilusión que un crío el primer día de colegio.

Desayuno sin encender la tele, para no perder el tiempo y comienzo a prepararme para salir, porque los paseos de ahora ya no son como los de antes, de gorra y gafas de sol, nooo, eso ha pasado a la historia y ahora me preparo mucho más.

Bajo a la cochera y me cambio de zapatos, dejo mis calcetines zapatillas en las escaleras, me pongo las botas de pasear que me cuidan los tobillos, solo me faltaba dañarme otra vez el tobillo.
Me cuelgo de bandolera un pequeño bolso con el monedero, unos pañuelos de papel, unas toallitas para las gafas, un coletero de repuesto y una bolsa para cuando me den la vuelta de la compra.
Después preparo una mochila con una bolsa dentro para guardar el pan que voy a comprar a la vuelta y unos guantes.

Me pongo un chaleco para tener cerca otros guantes, el gel desinfectante y otros pañuelos, además del teléfono.

Ya he perdido casi 10 min de mi preciado tiempo y aún no he terminado, me pongo la gorra, la mascarilla y me cuelgo al cuello una funda de teléfono en la que llevo el mando de la cochera para no tener que tocar nada y abrir sin tener que desinfectarlo todo. 

Según estoy saliendo por la cochera pienso en una de mis series de culto Fear the walking dear y entre risas pienso que solo me falta el machete para defenderme de los zombis, es una pena que este bicho no se vea, sería más fácil luchar contra él y la gente sería más responsable. 

Durante mi paseo apenas me paro con nadie, procuro hablar a una distancia de más de dos metros si es que me paro, generalmente me cruzo de acera para no coincidir con los que han pensado que el permiso incluía abrazos, chocar los cinco e incluso besos.

Cuando termino el paseo y para aprovechar la salida paro a comprar el pan, el que está dentro de la tienda no tiene guantes, ni mascarilla, entonces me da pena no haber traído un machete y matar al idiota que va a conseguir que volvamos a quedarnos en casa todos otros 50 días. 


viernes, 1 de mayo de 2020

En guerra

Después de 48 días en casa, con tele trabajo que más bien se podría llamar esclavo trabajo, porque no tiene tope de horas, me paso las tres cuartas partes del día en una habitación de unos 15 metros cuadrados, sentada en mi sillón favorito, con unas zapatillas/calcetines que creo que han sido la mejor compra que he hecho en mi vida, veremos a ver el día que me tenga que poner unos zapatos de verdad que va a pasar con mis pies.
Me siento junto a mi balcón y trabajo, con la tele encendida, generalmente con pelis de muchos tiros y poco diálogo, los pies en alto y el pc en mis piernas. Mi única conexión con el mundo exterior es mirar por la ventana y pensar en lo afortunada que soy por tener un gran campo y mas de 300 m hasta las casas de enfrente.

Veo pasar a la gente ( que simula ir a la compra ) a los que sacan a su perro, a los que tienen hijos y los dan un paseo, los pájaros, las cigüeñas, todo un privilegio en estos tiempos que corren.

Hace una par de semana cuando mi estado de ánimo no estaba en su mejor momento, un camionero decidió dejar aparcado frente a mi ventana un camión tan grande que llevaba en la parte de atrás una excavadora, creo que en algunas ciudades hay pisos más pequeños que ese camión.

Ni corta ni perezosa y de buena gana me asomé a la ventana y le pedí que no aparcase frente a mi ventana que llevaba mucho tiempo sin salir y era el único consuelo que tenía en todas las horas del día, poder ver la calle. El señor camionero, me miró se rió entre dientes y se fue.

Gran error por su parte, porque no me conoce, reconozco que soy un pelín obsesiva con algunas cosas y cabezona, su sonrisa burlona se convirtió para mi en una declaración de guerra oficial. Y a mi no me gusta perder.

Cuando esa tarde noche me senté a trabajar solo veía ese mastodonte amarillo de hierro y mi cabreo iba en aumento.

A la mañana siguiente en cuanto le escuché que se llevaba la mole, salí disparada de la cama, bajé al garaje y saqué el otro coche que tenemos, calculé el punto exacto en el que tenía que aparcarlo para que le resultase imposible dejarlo frente a mi casa esta tarde, coloqué los dos coches, uno en cada lado de la calle y esperé.

Según iban llegando los vecinos que trabajan fuera les iba indicando donde debían dejar sus coches para impedir el aparcamiento del camión , sorprendentemente me hacían caso y como todos tenemos dos coches como mínimo, la calle quedó sembrada de coches a ambos lados y las cocheras vacías.

Durante casi diez días el camionero no ha podido aparcar en nuestra calle, venía, miraba y se iba, pero hace dos días las medidas de aparcamiento se relajaron y quedó suficiente hueco unas casas por debajo de la mía y ha vuelto a dejarlo allí. Dos días ha tardado otro vecino en declararle la guerra, esta mañana en cuanto se ha marchado he comprobado como uno de los implicados sacaba su coche y lo dejaba en el sitio en el que hacía dos minutos estaba el camión.

Si él tiene mala leche, nosotros tenemos mucho tiempo para pensar y mirar por la ventana como sería estar paseando en vez de mirando y eso es algo que no le voy a permitir que me lo quite.

Pasada de moda

 He buscado la definición de los nacidos en los 70.  Que no es lo mismo que tener 70 y pone que soy un X , no una Xman o xwoman.  Se que mis...