Hoy terminan las clases y mientras preparaba las bolsas con las cosas que se habían dejado mis alumnos en clase he visto el calendario parado en el tiempo, el 13 de marzo y se me han saltado las lágrimas, por una despedida tan triste y eso que a mi no me gustan mucho las grandes fiestas en el colegio, hace demasiado calor, los críos se ponen nerviosos, mil sitios y mil cosas que atender, cuando terminan las fiestas me vengo a casa y me acuesto porque termino agotada.
Pero este año ha sido el más triste de los veinticinco años que llevo trabajando, ni el año que me dieron la baja porque mi mente y mi cuerpo se rindieron y tardé tres meses en poder volver a leer sin marearme me dio tanta pena, por lo menos los escuchaba reírse, deslizarse en la famosa lona impregnada de jabón y con la manguera de agua que tanto les gusta.
Este año no ha habido nada, solo algunas madres que habían sido citadas para recoger el material y que al oírlas salíamos a saludarlas.
Así no podemos seguir, así lo único que vamos a conseguir es tener niños tristes que no quieren salir porque no les dejamos jugar con los otros niños, ni sentarse en los bancos, ni tocar a nadie.
Anoche cuando escuché las noticias entré en pánico, otra vez un brote en Pekín y la gente más preocupadas por poder ir a las playas y que vengan los turistas.
No puedo entender a los que han parado en el aeropuerto cuando han intentado entrar sin permiso en España.
Y si todo eso fuese poco, mucho estaban tardando los anti vacunas en salir a decir tonterías como que nos van a meter con la vacuna un localizador que va a saber donde estamos en todos momento, PERO SI YA LO LLEVAMOS y lo pongo con mayúsculas por si alguien no lo sabía, se llama teléfono y hay algunos que en vez de uno tienen dos.
Cuanta tontería puede llegar a decir la gente que no está realmente en el mundo, los que se aburren o les gusta crear mal ambiente.
A ver si empezamos a darnos cuenta de lo importante que es para los niños el contacto físico con otras personas, la necesidad de todos o casi todos de sentir y abrazar a los amigos, a las personas que queremos, no quiero vivir así durante años, aterrorizada pensando en que mis hijos salgan un rato con sus amigos y al volver puedan venir con el virus, no quiero vivir sin poder dar un abrazo a una amiga que ha sido una gran compañera y que casi seguro que no vuelvo a ver.
No quiero ir con miedo a la clase de una compañera a ayudarla con un problema con el ordenador y rociar con desinfectante todo antes de tocarlo.
Necesito volver a mi vida normal a enfadarme cuando me toque una zona de patio a pleno sol y se mastique el polvo, porque eso me demostrará que he vuelto a la vida normal y no tendré que despedir a mis alumnos en la puerta de mi casa cuando vienen a recitarme una poesía con sus mascarillas puestas y yo no hago otra cosa más que llorar porque no los puede tocar.
Pero este año ha sido el más triste de los veinticinco años que llevo trabajando, ni el año que me dieron la baja porque mi mente y mi cuerpo se rindieron y tardé tres meses en poder volver a leer sin marearme me dio tanta pena, por lo menos los escuchaba reírse, deslizarse en la famosa lona impregnada de jabón y con la manguera de agua que tanto les gusta.
Este año no ha habido nada, solo algunas madres que habían sido citadas para recoger el material y que al oírlas salíamos a saludarlas.
Así no podemos seguir, así lo único que vamos a conseguir es tener niños tristes que no quieren salir porque no les dejamos jugar con los otros niños, ni sentarse en los bancos, ni tocar a nadie.
Anoche cuando escuché las noticias entré en pánico, otra vez un brote en Pekín y la gente más preocupadas por poder ir a las playas y que vengan los turistas.
No puedo entender a los que han parado en el aeropuerto cuando han intentado entrar sin permiso en España.
Y si todo eso fuese poco, mucho estaban tardando los anti vacunas en salir a decir tonterías como que nos van a meter con la vacuna un localizador que va a saber donde estamos en todos momento, PERO SI YA LO LLEVAMOS y lo pongo con mayúsculas por si alguien no lo sabía, se llama teléfono y hay algunos que en vez de uno tienen dos.
Cuanta tontería puede llegar a decir la gente que no está realmente en el mundo, los que se aburren o les gusta crear mal ambiente.
A ver si empezamos a darnos cuenta de lo importante que es para los niños el contacto físico con otras personas, la necesidad de todos o casi todos de sentir y abrazar a los amigos, a las personas que queremos, no quiero vivir así durante años, aterrorizada pensando en que mis hijos salgan un rato con sus amigos y al volver puedan venir con el virus, no quiero vivir sin poder dar un abrazo a una amiga que ha sido una gran compañera y que casi seguro que no vuelvo a ver.
No quiero ir con miedo a la clase de una compañera a ayudarla con un problema con el ordenador y rociar con desinfectante todo antes de tocarlo.
Necesito volver a mi vida normal a enfadarme cuando me toque una zona de patio a pleno sol y se mastique el polvo, porque eso me demostrará que he vuelto a la vida normal y no tendré que despedir a mis alumnos en la puerta de mi casa cuando vienen a recitarme una poesía con sus mascarillas puestas y yo no hago otra cosa más que llorar porque no los puede tocar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario