lunes, 29 de junio de 2020

" Que vienen los franceses "

Tengo ciudafóbia, lo reconozco, voy a patentar el término, desde que se han abierto las fronteras entre las comunidades voy por la calle intentando identificar a los que se van a cruzar conmigo, cosa difícil que con las mascarillas somos todos casi iguales. Además de habernos vuelto todos medio gangosos que es muy difícil vocalizar con un trapo metido en la boca todo el día.

Pues eso, que me he vuelto ciudafóbica y me da miedo cruzarme con todos los que han salido de estampida de las ciudades después de sus encierros en esos mini pisos en los que viven la mayoría, porque pocos son los que tiene casa de más de 100 m cuadrados y con todo exterior. La mayoría viven en edificios colmenas en calles estrechas, llenas de tráfico y polución, porque los pisos de las ciudades son como las habitaciones de los hoteles, solo para dormir, el resto del día lo pasan en el transporte público o trabajando.

Yo sin embargo vivo en un pueblo en el que el concepto de casa es algo así como " burro grande ande o no ande "

Mi costillo que se ha criado en grandes ciudades siempre quiso vivir en un pueblo y cuando nos compramos la casa el constructor que si te lo cruzas en el metro le das una propina, nos dijo:

- " Y aquí va la chimenea "
- " ¿ La chimenea ? dijimos los dos a coro. Pero si no hemos pedido una chimenea.
- " Ah, dijo él, os la voy a cobrar igual la pongáis o no.

Y allí que se puso la chimenea, que habremos encendido como 10 veces en 20 años, que tuvimos que aprender a encenderla por que no es como en la películas que arrimas una cerilla y sale el fuego perfecto ya con brasas y todo.

El caso en que nosotros vivimos en un pueblo, algo que hasta hace unos meses era un coñazo seamos claros, que si querías unos zapatos o ropa que no fuera del chino tenemos que hacer 70 km para comprarla.

 Pero que cuando el mundo se para y nos encierran a todos en casa resulta que se convierten en auténticos palacios, porque aunque es un pueblo, tenemos fibra, todos los canales de pago que puedas pagar, tiendas de informática y de alimentación y una casa grande, tan grande que puedes hacer deporte subiendo y bajando los 32 escalones, recorrer la cochera como un ratón encerrado, encender esa chimenea que antes ni mirabas, jugar al baloncesto donde antes estaban los coches, sentarte en una tumbona en el patio arropada a una manta o achicharrada de calor dependiendo del día.

Los que tienen la suerte de vivir en una gran cuidad y tardar 2 h en llegar el trabajo apiñados en el bus o en el metro no tienen chimenea.

Esa gente el lunes pasado hizo una carrera a ver cual llegaba antes a la casa de la abuela, que llevaba sin abrirse miles de años, naturalmente sin internet y sin las comodidades que tenemos los que pasamos aquí las 4 estaciones, pero con más metros que en la que han estado encerrados todos estos meses.

Y yo los comprendo, incluso habría hecho lo mismo que ellos, salir corriendo para que me entre la luz por la ventana cuando me despierto, para ver algo que no sea hormigón cuando asomo la nariz por la puerta de casa, pero a mi me dan miedo.

No porque me vayan a hacer nada, me dan miedo por venir de otros lugares en los que la enfermedad ha estado más activa, a poblaciones en las que llevábamos tiempo con pocos casos, ojo, pocos, no ninguno, porque en los pueblos también se muere la gente, aunque a algunos les sorprenda y cuando les informas de la muerte de un ser querido por este virus, te respondan con un:

- " Yo creía que en los pueblos no pasaba "
- " Claro corazón, porque el virus es urbanita y le gusta la contaminación más que los olivos y los castaños, le contestamos.

Y los de las ciudades nos han invadido como cuando era pequeña y todos los de mi pueblo que se habían criado en los suburbios de las ciudades francesas venían a pasar el mes de agosto con su castellano chapucero mezclado con su francés con acento extremeño.

Aparcan donde les da la gana, da igual que sea doble o triple fila, que hoy se ha enfadado uno cuando le he dicho que no me iba a subir a dos ruedas a la acera porque él quisiera dejar medio coche en la calle en vez de en el aparcamiento, van sin mascarillas, no todos, a modo me tapo la barba sin afeitar o la guardo en el bolsillo que seguro que así no la desgasto y entro en los sitios sin ella. Ya van tres tiendas en los que he visto como se les llamaba la atención por no ponérselas.

Y sí, me produce ciudafóbia, por su comportamiento y su falta de respeto, porque yo no digo que ellos tengan  el virus, que 7 de cada 10 que lo tienen son asintomáticos y a lo mejor lo tengo yo, pero con su falta de respeto y su actitud chulesca lo que van a conseguir es que corra entre todos y no lo paremos nunca, y que cuando se les terminen los días de descanso y tengan que volver a sus mini colmenas los que no podemos irnos nos vamos a quedar en un pueblo marcado por las nuevas cifras y un rebrote que nos va a hacer volver a fases anteriores y perder posibilidades de hacer una vida normal.

Trabajo y Prevención Castilla y León on Twitter: "#COVID19 ...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Pasada de moda

 He buscado la definición de los nacidos en los 70.  Que no es lo mismo que tener 70 y pone que soy un X , no una Xman o xwoman.  Se que mis...