martes, 24 de marzo de 2020

Desde el coche

Llevamos ya unos días en casa y me voy dando cuenta de las cosas más simples que me pueden hacer falta, la primera una bata- manta. Que se me quedan los brazos helados cuando estoy leyendo o con el pc.

Tengo suficientes mantas y tiempo seguro que en uno de esos ratos de aburrimiento total me hago una.

Después de tantos días en casa el cuerpo empieza a resentirse, la mente ya vuela sola, me empiezan a doler las articulaciones, los 38 escalones que tengo en casa no son una opción para hacer ejercicio, lo intenté los primeros días, se me subió la bola de uno de los gemelos y me pasé tres días amargada, comiendo plátanos a ver si se me pasaba.

Lo del yoga con cabras, nada, no encuentro una cabra ni siquiera de peluche.

Hacer las tablas de ejercicios que tanto se ven en las redes sociales me agota y casi seguro que me lesiono mucho más. El caso es que ayer mientras barría el suelo, que no entiendo por qué se ensucia tanto si no salimos, me dio un tirón la espalda y me comenzó a doler como en mis peores tiempos, normalmente se me pasa caminado, con antiinflamatorios y si me duele mucho ( como estos días ) pues me subo al coche y doy un par de vueltas al pueblo y todos los huesos vuelven a su sitio poco a poco, raro, raro, lo sé, pero cada uno es como es.

Pero ¿ qué puedo hacer ahora que el paseo es imposible y los controles de seguridad impiden la libre circulación de coches?  A ver como le explico yo a los guardias que no voy a ningún lado, que solo estoy circulando para que mis vertebras se vuelvan a colocar en su sitio, creo que iba a ser peor que el tipo que le ha dicho a la policía que iba a pasear a su perro invisible. No, no me podía arriesgar a que me tomasen por loca o pasase la tarde en el cuartel de la policía, la solución fue simple aunque creo que mis vecinos pensaron que me había vuelto loca.

Tengo el coche aparcado en mi puerta, si respeto la cuarentena puede pasar del último escalón de mi entrada al coche si pisar la acera, total que me subí al coche con un café y un libro, coloqué mi espalda lo mejor que pude en esos asientos que seguro que diseñó un quiropráctico, el día que venda el coche me quedo el asiento.

Resultado de imagen de desde dentro del coche

Normalmente no pasa nadie por la calle en estos días, pero ayer, justo ayer, que yo estaba haciendo algo tan extraño, pasó junto a mi, el coche del ayuntamiento con música infantil y el coche escolta, tres veces !!

Salieron todos los vecinos a aplaudir y cantar las canciones infantiles y medio barrio decidió que era la hora de sacar al perro a pasear. Vamos que algo que tenía que haber sido fugaz, sin que me viese nadie,  fue visto por todo el mundo. Yo creo que algunos no creyeron mis explicaciones y sacaron sus propias conclusiones.

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