Tumbada en la cama, sin moverse, casi sin respirar, intentaba no pensar.
Pero no era capaz.
La radio estaba encendida, la gente pasaba por la calle, un perro ladraba.
El solo hecho de intentar no pensar la hacía pensar más.
Lo que tenía que hacer en el trabajo, lo que había hecho ese día, lo que le faltaba por hacer, la comida de dentro de un rato, la compra, la casa, la ropa...
Tumbada en la cama, sin moverse, casi sin respirar, intentaba no pensar.
Pero era imposible.
Miraba el reloj, un minuto, dos, no podía quedarse mucho más, el reloj corría sin parar.
Los 5 minutos de descanso se había terminado y tenía que ponerse a trabajar.
No pretendo ser la mejor, tampoco la más leída, solo plasmar por escrito lo que pienso, un saludo y gracias por leerme.
jueves, 15 de septiembre de 2011
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