Flotaba en un mar mientras la buscaba, pero no la encontraba.
Flotaba y pensaba que no la había tenido que dejar caer en aquellas aguas cristalinas, en aquella calma.
Su lágrima se había perdido y ella no la encontraba.
Y se lamentaba, se arrepentía de haberla perdido, de haberla dejado caer, incluso de haber sido capaz de llorar.
Flotaba y pensaba que no merecía la pena, que no tenía que hacerlo más.
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