Hace años en esas noches calurosas en las que miraba al horizonte, decía de memoria el nombre de todos los pequeños pueblecitos que se veían a lo lejos a los pies de la montaña. Cientos, quizás miles de noches asomada a mi balcón, en silencio, en la oscuridad de la noche, miraba y pensaba.
- quién viviría allí ??
- qué estarán haciendo ??
- cómo serán sus vidas ??
Ahora, continuo sin dormir, asomada a mi balcón, otro balcón, no es el mismo pero también es mio.
Y miro al horizonte, un horizonte al revés, no el que yo recordaba, ya no hay montañas, sino llanos, las luces no están donde yo recordaba, aunque las preguntas son las mismas.
- quién vivirá allí ??
- qué estarán haciendo ??
- cómo serán sus vidas ??
Pero ahora si se las respuestas, porque quienes están allí son una parte de mi vida, un trocito de mi corazón, una parte de mi.
Y ahora la luz la enciendo yo, la casa en la ladera de la montaña es la mía, a quien a lo mejor miran es a mi.
Tan cerca y a la vez tan lejos.
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