"¡ He perdido peso! ¡¡Claro tomo la leche con Tonalín.!!".
Es casi seguro que es por eso, que caminar todos los días una media de 8 km, no comer casi nada, beber más agua que un pez y solo oler los hidratos de carbono, los dulces, las chuches y los helados, no tiene nada que ver con mi perdida de peso.
Porque claro, si el Tonalín de la leche no es el que me hace perder peso, mejor dejo de comparlo, que a tres euros el litro, creo que la vaca y su dueño pueden vivir como reyes en un palacio. Y yo además de perder peso estoy perdiendo volumen, en mi monedero claro.
El poder de la sugestión no hay nada mejor.
Basta que te digan que con el famoso Tonalín pierdo peso para que se produzca el milagro. Qué me digan que comprando ese coche voy a ligar más que el tío del anuncio, que si compro ese detergente la ropa se va a lavar sola. Para que me lo crea. ¿Qué pasaría si no hubiera anuncios? ¿Qué compraríamos?
No pretendo ser la mejor, tampoco la más leída, solo plasmar por escrito lo que pienso, un saludo y gracias por leerme.
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las canas
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Nido de golondrinas en la puerta del almacén de la piscina a la que vamos.
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