Que fácil es actuar sin pensar en las posibles consecuencias.
Es una guerra sin cuartel en la que todos estamos, en la que todos luchamos y lo peor de todo es que nosotros somos nuestro propio enemigo, porque es una guerra individual, una guerra contra nuestros gustos, nuestros placeres, nuestros caprichos.
Que fácil es dar una caladita a un cigarro, comerte un trozo de más, hacer, decir algo sin pensar, disfrutar del momento.
Y después, qué pasa después ??
Los remordimientos nos invaden, los malos pensamientos, las buenas intenciones, los buenos propósitos, los sacrificios.
Porque, quién no se ha justificado a si mismo más de una vez ??
- Me tengo que comer este trozo de chocolate, porque creo que tengo el azúcar muy baja.
- No va a pasar nada por darle una caladita a un cigarro.
- Un día es un día.
Y el pobre ángel se lo tiene que creer o hacer que se lo cree.
Pero después cuando ya estamos satisfechos, llega su momento y nos da un repaso, nos hace reconocer los errores, aunque sea en silencio, para que solo lo escuchemos nosotros mismo y prometemos no volver a picar, no engañarnos más, hasta la siguiente vez, porque eso es lo malo de esta guerra sin cuartel, que siempre hay una siguiente vez.
"Los remordimientos se adormecen en la prosperidad y se agudizan en los malos tiempos " Rousseau
No hay comentarios:
Publicar un comentario