jueves, 26 de agosto de 2010

" Viajar"

Hay personas que siempre tienen una anécdota acerca de los viajes, ese puede ser mi caso, pero mis anécdotas no son sobre los sitios a los que voy, sino sobre los viajes en si.

A mi me gustaría conducir siempre, pero por ahora no tengo carnet de piloto de avión, ni de autobús, ni soy maquinista de tren.

Por lo que solo puedo llevar el coche, y a rigurosos turnos, que al paralelo le gusta conducir tanto como a mi.

Llegamos a tal punto que contamos los km del recorrido y dividimos a partes iguales, los dos esperando que el otro se duerma y así poder hacer algunos más.

A lo que voy; que lo que no me haya pasado a mi en algunos de mis viajes no le ha pasado a nadie:
- Iba en un tren que descarriló.
-En un avión que realizó un aterrizaje de emergencia por fallar un motor.
-En un barco, vomité tanto que solo era capaz de oír la voz de mi padre a lo lejos que me decía: " vomita a favor del vientooooo"
Y yo solo era capaz de decir "que paren, que me voy nadando".
- En autobús, creo que cuando me veían subir los compañeros de viaje en mis años universitarios pensaban, "jo, la vomitona, se nos jodio el viaje".
Vomitaba tanto que cada vez que alguien se levantaba en el autobús, cuando pasaba junto a mi me lanzaban una bolsa del mareo.
- En los coches de todo, sacando la cabeza por la ventana, parando mientras conducía yo para vomitar, incluso alguna vez me he mareado antes de montar en el coche.

Pero a mi la anécdota que más me hace reír de todas aunque es una autentica guarrada es:

Viaje a Cáceres, en mi época universitaria, pleno invierno.

Al montar en el autobús pensé, voy a colocar aquí delante el abrigo para que no se arrugue ni se manche.

Junto a mi se sentó una chica de mi pueblo.

El viaje comenzó bien, una charla agradable pero mira por donde la chiquita se calla y empieza a mirarme con cara rara.

Antes de que yo pudiera decir algo, zas!! Me planta una vomitona por toda la cara, el pelo, "el abrigo", vamos que hay veces que me ducho y me mojo menos.

¡¡Qué asco!!

Me chorreaba de todo por la cara, el pelo, la ventana, el abrigo.

Mi reacción "lógica" naturalmente fue darme unas arcadas de impresión y claro lo siguiente fue vomitona por mi parte hacia su cara, que todo hay que decirlo, creo que era lo justo.

¡¡Que panorama!! Dos tías enfrascadas en plena guerra de vómitos.

¡¡Que olores!! ¡¡Que asco!!

Al tío que estaba sentado en los asientos de detrás nuestro le dio tanto asco que él solito se vomito encima.

El conductor del autobús, nos llamó de todo menos bonitos, tuvo que parar más tiempo del establecido en el siguiente pueblo, y mientras nosotros nos intentábamos quitar los restos de la batalla de la cara y el pelo, él  limpiaba los asientos y los cristales.

Y después de esto, ¿ Quién se anima a viajar conmigo?

1 comentario:

  1. Conduciendo solo me he mareado dos veces, que ya es raro, es la mejor manera que tengo de disfrutar del viaje.
    Pero desde luego en autobús me niego a montar y en barco, y en tren y en avión me lo tendría que pensar, vamos que tengo limitados mis viajes, jejeje, o me saco todos los carnet. Un abrazo.

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