"Palabrotas"

Ayer reñí a mi hijo pequeño por decir una sonora palabrota. Más que una palabrota fue una frase, algo así como: "Ese puto niño, cuando lo pille lo mato".
Después de oírle le dije:
- " oye las palabrotas no se dicen"
Él me contestó con toda su lógica aplastante de cinco años:
- " si no se dicen, ¿ Para que existen?"
Y claro me quedó a cuadros.
Le podía haber dicho que son un desestresante oral,  pero que para mayores de 18 años, pero miedo me daba su posible respuesta, total que le contesté con toda la sabiduría de madre que me caracteriza:
- " He dicho que no se dicen y punto".
Después de esta conversación él , que tiene cinco años, como ya he dicho, continuó jugando, y yo me quedé pensando en las palabrotas y su utilidad.
En lo bien que sienta cuando estás enfadada añadir a la palabra "jefe" algún adjetivo calificativo y que suene "el cabrón del jefe".
O esa tía del parque que se olvida la ropa interior y que siempre se arrima demasiado a todos los maridos menos al suyo se llamase "la rubia zorrón".
Y cuando estás realmente cabreada/o y sueltas una de esas lindezas, que no puedes incluir dentro de tu fluidez verbal en el apartado de cualidades del currículum, como:
" Me cago en tus muertos, cabrón de los cojones".
Porque naturalmente esto dicho de otra manera más educada no suena igual de fuerte y agresivo.
"Defeco en tus fallecidos, cornudo de los testículos".
¡¡¡Ahí queda eso!!!